Y ahí llega un día más bamboleándose torpemente con sus dos patas traseras. A ver si hoy aprecia más el regalo que tanto me ha costado conseguir. Se lo he dejado

Era la tercera noche seguida que Jeff se despertaba sin razón alguna y se quedaba desvelado. Miró con cierta envidia a su pareja, que dormía plácidamente junto a él. Ella

Silvia estaba muy contenta: en pocas horas cogería el tren que la llevaría junto a su familia a ver a sus tíos a Madrid. Nunca había viajado tan lejos y

El perro corría, saltaba y jugaba a hacer como que mordía al niño, que reía y le tiraba de las orejas. Le hacía cosquillas con el morro, salía corriendo, brincaba,

“La cosa iba bien hasta el día que me habló uno de los leones”, me dijo mi paciente, a la par que sacaba una escopeta de caza de debajo de

– Érase una vez un niño que… – ¡Papá, papá! ¿Por qué todos tus cuentos empiezan así? Los cuentos de mamá nunca empiezan por el érase ese – Decía Luis

A Paula le gustaba cómo sonaban las palabras. Cuando escuchaba una nueva, la repetía despacito hasta que se había recreado con cada sílaba. Cada palabra que aprendía nueva la repetía

La niña, sentada, miraba muy atenta a un espejo antiguo de cuerpo entero que no pegaba con el resto de muebles de la habitación de invitados. Sonreía a la par