Mi profe de Historia nos ha propuesto esta semana pasada uno de sus ejercicios favoritos. A mis compañeros no les gustó, decían que no sabían cómo se podía aprender Historia así, pero a mí me parece la mejor forma de entender y asimilar la Historia, porque nos obliga a investigar y a preguntarnos el porqué de cada acción. El ejercicio es simple: imaginar qué hubiera ocurrido en un momento histórico si no se hubieran dado las circunstancias que conocemos. Explicado así es lioso, pero os lo voy a exponer con el ejercicio que nos propuso: ¿Qué hubiera ocurrido históricamente, si Estados Unidos no hubiera utilizado las bombas atómicas contra Japón?
En teoría el ejercicio era fácil, porque se utilizaron esas bombas para acelerar el fin de la guerra, así que la respuesta obvia que dieron la mayoría de mis compañeros fue que no habría cambiado mucho el rumbo de la contienda, pero yo empecé a elucubrar porque estaba segura de que había algo oculto. Leyendo un texto estadístico muy aburrido sobre las cifras en la II GM, me dí cuenta de las bajas que generó la guerra en número de soldados (casi todos hombres) y caí en que, si bien las bombas atómicas habían provocado una ingente cantidad de víctimas, no estábamos hablando de bajas masculinas sólamente y me dió por calcular cuántos soldados habrían podido caer para poder doblegar a Japón, porque la guerra en el bando europeo no debería haber influido a esas alturas del conflicto. Después de un rato, mi conclusión fue que se hubiera alargado la guerra y probablemente hubiera provocado un desequilibrio enorme entre el número de hombres y el de mujeres al terminar la contienda mucho mayor del que hubo realmente, todos recordamos que en países como EEUU no hubo problemas de paro masculino en los años 50. Y eso me dió pie a teorizar lo siguiente:
Al terminar la II GM, países como Japón y EEUU habían perdido más de la mitad de su población masculina, por lo que fue la población femenina la que tuvo que seguir trabajando en fábricas y oficinas y ser el motor del progreso. En política también tomaron un papel destacado, ya que el grueso del voto fue durante un tiempo mayoritariamente femenino.
Por otro lado, la guerra fría entre la URSS y los EEUU y la escalada armamentística no existió, dado que los EEUU no estaban interesados en demostrar un poder de destrucción más grande cada vez y la URSS no consideraba a los EEUU un rival fuerte al ser un país gestionado por mujeres. Las guerras de Corea y Vietnam no deberían haber existido y los EEUU deberían haber sido con el tiempo potencia mundial en temas de investigación e industria.
En Japón, el papel de la mujer en el progreso del país sí hubiera sido mucho más relevante y el machismo imperante hasta hace poco tiempo en la tierra del Sol Naciente hubiera sido desterrado a marchas forzadas. Además, la conocida cultura japonesa por la competitividad que ha llevado a muchos incluso a suicidarse o a morir de puro agotamiento, no habría llegado al mundo empresarial al tomar las mujeres, con una mentalidad distinta, las riendas de la dirección.
«Interesante», pensé, «lo más probable es que varios países hubieran cambiado radicalmente su historia reciente sólo por esa decisión».
Cuando lo expuse en clase, mi profe no estuvo totalmente de acuerdo conmigo, ya que la clase política americana no arriesga la vida en una guerra, por lo que alcanzar los puestos políticos hubiera sido más difícil, pero coincidía conmigo en que la carrera armamentística que terminó influyendo en los países africanos, por ejemplo, no hubiera tenido tanto impacto en las guerras que asolaron el continente, cosa que yo no había previsto.
Lo más importante de todo, sin duda alguna, sería el papel fundamental de la mujer en la economía y desarrollo de EEUU y Japón y el cambio de mentalidad que ello conllevaría, adelantando en varias décadas los logros alcanzados por el feminismo.
A estas alturas de la clase, mis compañeros alucinaban con todo lo que podía haber implicado una decisión de este tipo y terminaron pidiéndole al profe otro ejercicio. Esta vez mirarían la Historia con otros ojos. Y el ejercicio propuesto fue:
¿Qué habría ocurrido si Juan Carlos I no hubiera sido proclamado Rey a la muerte de Franco?
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